Cientos de familias de la diócesis compostelana respondieron este domingo a la convocatoria realizada por el arzobispo compostelano, mons. Julián Barrio, para participar en la eucaristía con motivo de la festividad de la Sagrada Familia. Una eucaristía organizada por la Delegación diocesana de Pastoral Familiar con la colaboración de la Comunidad de Caná y Familias Invencibles. El Evangelio fue proclamado por el nuevo diácono permanente, Arturo Alfonso Martínez Calvete.
Mons. Barrio comenzó su homilía agradeciendo la participación de los asistentes y pidiéndole a Dios la bendición para las familias, sobre todo “para las que están pasando momentos de inclemencia”. Saludó también “con afecto a los niños y a los jóvenes, a los adultos y a los ancianos en este atardecer sabiendo que la Iglesia es familia y que la familia es iglesia doméstica”.
Mons. Barrio les pidió a los miembros de las familias que no se cansen de perdonar porque ser familia “implica gestar día a día la acogida y la convivencia, abrir las puertas al perdón y a la reconciliación, querer y optar por dignificar la vida en todo ser humano”, lo que implica “encarnar la igualdad en la dignidad del hombre y la mujer”. Lamentó que la vida familiar sea “uno de los ámbitos donde más profundamente está incidiendo el cambio sociocultural que le está afectando en la experiencia religiosa compartida y en la primera transmisión de la fe a los hijos”. En este sentido pidió a las familias que incentiven en sus hijos la vocación a la vida consagrada.
El arzobispo compostelano puso a la Sagrada Familia como ejemplo a seguir y destacó de ella que “caminó en la fe en medio de sus vicisitudes”, porque también “María y José se sorprenden y se angustian” cuando Jesús se queda en el templo y no vuelve a casa, “pero son fieles a su misión”. En este sentido estableció un paralelismo con los padres actuales, también “angustiados porque su hijo no vuelve a casa después de una fiesta”.
Por último, mons. Barrio recordó que, de acuerdo con el plan de Dios, es en la familia donde “es posible experimentar el amor más parecido al amor de Dios, porque en la familia se nos ama sin condiciones, no por lo que hacemos o tenemos sino por lo que somos”. Finalizó pidiendo “para todas las familias de la Diócesis la bendición de Dios con la intercesión de Jesús, María y José”.